¿Cuáles son las diferencias entre las adolescentes embarazadas y las mujeres adultas? ¿Cómo podemos ayudarlas?
Apoyar a una adolescente embarazada conlleva la tarea de ser una fuente de ayuda tanto durante el período gestacional como el periodo postparto. Uno de las grandes retos que tiene que hacer tanto una adolescente embarazada como los adultos que la rodean es el desarrollo y preparación de su futuro rol como madre. A ello se le suma la conciliación con otras tareas de responsabilidad de la adolescente.
Una adolescente embarazada tiene mayores dificultades que una mujer adulta embarazada. Esas dificultades se traducen básicamente en dificultades económicas, sociales, familiares y de independencia.
Depresión y ansiedad en una adolescente embarazada
Una adolescente embarazada es más susceptible a desarrollar trastornos del estado de ánimo, lo que se debe en buena medida a cambios hormonales asociados la etapa de gestación. No obstante, los cambios a nivel hormonal no serían los únicos responsables en el desarrollo de ciertos trastornos, como la ansiedad y la depresión.
Por norma, el embarazo en la etapa adolescente suele ser no deseado y de alto riesgo. A ello se suman las dificultades económicas derivadas de la dependencia parental o tutelar, los juicios de valor de otros adultos (especialmente de familiares y otros allegados), por no mencionar los juicios de valor de su grupo de iguales.
Además, si la adolescente tiene pareja, el riesgo de inestabilidad en la relación suele ser mayor que en edades adultas. Estas circunstancias externas incrementan el riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión.
Las consecuencias del desarrollo de trastornos emocionales
La ansiedad y la depresión durante la etapa de gestación son factores de riesgo para el desarrollo de otros trastornos en el período postparto. Los niveles de ansiedad y depresión en una adolescente embarazada se asocian además a complicaciones en el parto, daños en el desarrollo del feto y problemas de conducta en la infancia y la adolescencia.
Es más, la depresión persistente aumenta la probabilidad de retrasos en el desarrollo, coeficientes intelectuales más bajos y conductas violentas en los futuros hijos. En este sentido, cada componente circunstancial juega un papel importante.
Ideas clave para apoyar a una adolescente embarazada
Una adolescente embarazada suele necesitar soporte emocional. Las tareas de responsabilidad necesarias para el cuidado del futuro bebé y de la misma madre precisan de ciertas habilidades con las que normalmente la adolescente no cuenta.
El embarazo conlleva a su vez cambios, tanto en el momento presente como en el futuro percibido. Para ello, a continuación proporcionamos una serie de ideas claves para apoyar una adolescente embarazada.
Los juicios de valor no ayudan
Con frecuencia, el primer obstáculo que se encuentra una adolescente embarazada es la opinión de los demás. Los adultos, sobre todo los más allegados, pueden transmitir una buena dosis de inseguridad al cuestionar la preparación de la adolescente para el desempeño de su futura tarea como madre.
Los juicios no solo van de la mano de los adultos, sino también de otros adolescentes. Una de las cosas que puede ayudar a conseguir cierto equilibrio emocional sería contar con una persona adulta que proporcione confianza. Así, en este momento es importante que los adultos sumen y no resten. Por mucho que las expectativas fuesen distintas, no es posible volver para atrás en el tiempo y los lamentos o las críticas ayudan poco.
Enseñar habilidades para el autocuidado
Una adolescente embarazada, al igual que una mujer en su primer embarazo, tendrá muchas dudas acerca de los cuidados propios y los de su bebé. Las figuras de apego en estos momentos juegan un papel especialmente relevante, sobre todo si estas figuras son femeninas con experiencia y se encuentran próximas o cercanas del contexto familiar.
Contar con una persona que haga el futuro predecible y enseñe determinadas estrategias para los cuidados más básicos alivia estados de desesperanza y la sensación de soledad ante una responsabilidad incierta. A su vez, es importante enseñar a una adolescente embarazada determinados hábitos de alimentación y toma de peso para un embarazo saludable.
Proporcionar un entorno seguro para hablar sobre sus miedos
Las mujeres que están en periodo de gestación pueden mostrar determinados síntomas de ansiedad a finales del segundo trimestre. En esta etapa, el embarazo se hace más evidente, volviéndose perceptivamente más real en el plano físico y emocional en la mujer.
En este sentido, es más probable que desde un primer momento las mujeres adultas encuentren un espacio en el que hablar de sus miedos. Los más comunes están asociados al proceso del parto, posibles complicaciones, bajo peso al nacer, lactancia, etc. Sin embargo, una adolescente embarazada tiene mayores probabilidades de no ser escuchada cuando transmite estos miedos, igual que también es más difícil que el entorno tenga en cuenta sus preferencias.
La adolescente podría no se siente segura al transmitir este tipo de preocupaciones. Por lo que en algunos casos, los adultos tienen que tomar la iniciativa de iniciar este tipo de conversaciones.
En definitiva, una adolescente embarazada va a requerir mayores cuidados que una mujer adulta embarazada. El contexto social y familiar provee determinados ideales y sesgos que la adolescente debe de hacer frente, además del cambio físico percibido y las preocupaciones asociadas a las nuevas responsabilidades. Es fundamental, por tanto, el apoyo de los adultos y seres queridos para desarrollar las habilidades de autocuidado necesarias para ella misma y su futuro bebé.