Deseos de Superación: 7 características que Tú tienes

Cuando era joven, mi ambición era ser una de las personas que marcaron la diferencia en este mundo. Mi esperanza es dejar el mundo un poco mejor por haber estado allí

Jim Henson

El valor de la ambición

Antes de hablar sobre las características que debes de tener para saber cuantos Deseso de Superación tienes, debemos aclarar sobre El valor de la ambicón, por lo tanto, existen dos clases de ambiciones:

Ambición perniciosa y desmedida: Viene marcada y definida por el egoísmo, y el afán sin medida por acaparar riquezas, honores y poder para sí; no importa porque medios, admitiendo engaños, sobornos e injusticias.

Ambición legítima y loable: Esta tiene como característica principal la generosidad y el bien de los demás. Cuyo logro deriva la verdadera felicidad, que ennoblece y dignifica a la persona.

A continuación expreso las 7 características principales de una ambición noble y altruista:

1. Deseo de ser útil a la humanidad

Una característica básica de una ambición plena y sosegada es la voluntad de poseer un motivo que le entregue un verdadero sentido a la existencia. Esto es ayudar a otros, servir a los demás, acabar con la ignorancia, o aliviar el sufrimiento de los más débiles y oprimidos.

En este mismo sentido, podemos indicar que casi siempre es por falta de elevadas ambiciones y nobles aspiraciones como entusiasmo, esfuerzo y perseverancia, por lo que fracasan los que se olvidan de vivir; cegados por la raquítica ambición de atesorar riquezas y honores.

La más noble ambición es ser personas útiles a la sociedad. Es la actitud empática y altruista de regresar gratuitamente a los demás parte de lo que se nos ha entregado: dinero, conocimientos, ayuda, consejos, colaboración, amistad y amor. Es sentirnos no como amos, sino como servidores de todo aquel que necesita ayuda y sabio consejo.

2. Generosidad

Los bienes, riquezas y honores que se obtienen por medios dignos no se quedan en el sujeto como exclusivo dueño, sino que revierten en la sociedad, contribuyen a reducir los niveles de pobreza, a elevar la preparación cultural y profesional; es ser generosos al promover el bien común y hacer lo bueno y lo justo.

De igual manera, la generosidad implica desprendimiento, altruismo, bondad y deseos de ayudar al necesitado. Es un acto del corazón que significa brindarse a los demás, sin esperar nada a cambio. Si tu ambición te lleva a servir a tu prójimo y a ser bondadoso, estás en un camino sabio y poco transitado.

Es importante transmitir a los jóvenes de hoy una noble ambición que transforme su vida. Si queremos hacerlos felices, es proponerles nobles y maravillosos ideales. Alguna vez dijo Papini: «No se puede criar las aguilas, para tenerlas encerradas en gallineros».

3. Actitudes positivas

Marco Aurelio una vez afirmó: «Nuestra vida son la obra de nuestros pensamientos». Es importante, en éste sentido, sembrar en las tiernas mentes de nuestros hijos pensamientos de optimismo, de actitudes positivas, de comprensión y entrega a los demás, de nobles aspiraciones y deseos de mejorar; para que sepan escoger el camino de la legítima y noble ambición.

La persona que practica la legítima ambición se esfuerza por contagiar a los demás sus actitudes positivas. Reconoce que la felicidad es un camino y una actitud que se adquiere aceptándose así mismo, valorando lo que se tiene y apreciando lo bueno y bello, aunque las circunstancias sean adversas.

De igual manera, reconoce que siempre es necesario adoptar una actitud de esperanza y positivismo por lo que ha de venir. Es importante no ver la existencia como una lucha, esfuerzo, sufrimiento y dolor; sino observar la vida como un juego, desafío, alegría, belleza y aprendizaje.

4. Confianza en sí mismo

La honorable ambición se manifiesta en la gente como un deseo de mejorar, ser más y superarse con una sana confianza en sí mismo. Es sentirse valioso, útil, capaz y con una buena autoestima y autorespeto. Consiste en observar lo que se ha logrado, los triunfos, las victorias; olvidando todo aquello que nos haga sentir pequeños y sin valor.

La noble ambición no se encuentra en la satisfacción sin medida de los deseos, ni en el halago, en la búsqueda del placer y la satisfacción de los sentidos, o en buscar afanosamente la felicidad exclusiva para sí mismo; sino en el fomento y desarrollo de nuestra naturaleza espiritual, sembrando contento, jovialidad, amor, paz y ayuda desinteresada.

Así mismo, la gente que demuestra una loable ambición además de confiar en sí mismo, confían en los demás. Se esfuerzan por inspirar, motivar y comprender a las otras personas. Se salen de sí mismos para que su prójimo se sienta importante, útil y necesario para sí mismos; y los animan a conquistar sus sueños y anhelos.

5. Lucha contra la ignorancia

Una de las características de la gente que desarrolla una noble ambición es tratar de hacer éste un mejor mundo para sus semejantes. Es enseñar, formar, entregar conocimientos, valores, fe; y ayudar a disminuir los niveles de ignorancia y pobreza.

La gente que posee la ambición de sólo adquirir riquezas, poder y fama suelen fracasar, porque les falta un elemento indispensable para una vida rica y satisfactoria: un intenso deseo de ayudar a su prójimo. Es necesario poseer una digna ambición de socorrer a otros, de enseñar al que no sabe, de practicar la bondad y el desprendimiento para ayudar a los más vulnerables.

Es importante indicar que si posees un don natural para la enseñanza, u otro tipo de cualidad, ofrécela a los demás. Aquí podrías encontrar un buen sentido para tu vida, y sentirás la satisfacción interior de ser un agente de cambio, y alguien que cumple su deber de humanidad y que se interesa por su prójimo.

6. Experimentan paz y armonía

Existe una ambición desmedida y fútil que hace que las personas sean esclavas de sí mismas, incapaces de disfrutar de la sublime y bella riqueza de su existencia; victimas del sórdido y egoísta afán de dinero, poder y fama sin medida. Piensan que les vá a ser posible comprar la felicidad, aferrados a un desesperado desasosiego que les incapacita para vivir y disfrutar del presente, en espera de un porvenir que jamás se hace realidad.

En cambio, existen personas con una digna ambición que conlleva a una verdadera felicidad, la cual no se compra ni se vende y está en la mano del pobre, como del rico. Es aceptar la realidad de nuestra vida, con buena voluntad, en paz y armonía con nosotros mismos. No hay camino que nos lleve a la felicidad; solo nos está permitido descubrirla, cultivarla y disfrutarla cuando hacemos el camino.

En este mismo orden de ideas, la paz y armonía llegan a nuestra vida cuando hacemos lo correcto, acorde con nuestra escala de valores. Te sentirás bien contigo mismo cuando tus actos son solidarios, justos y altruistas; cuando sabes que no le has hecho mal a ninguno y te colocas al servicio de las demás personas.

7. Se fijan nuevas metas

La ambición equilibrada hace que el individuo se supere siempre así mismo, en un afán de bondad que le hace fijarse nuevas metas. Ser inteligente significa alejarse de la actitud presentista del neurótico y anticiparse al futuro, proponiendo a la voluntad motivos cada vez más altos.

Con frecuencia nos quejamos de la desmotivación de la juventud. Nuestra queja es infundada porque nosotros mismos les proponemos los motivos del materialismo y hedonismo, que los dejan anclados en el presente. De este modo se agotan los ideales y las aspiraciones que miran siempre al futuro, y los convertimos en «viejos prematuros de diez y ocho años», que solo se contentan con pasarla bien y disfrutar del presente.

Debido a lo anterior, es necesario forjar un caracter en los niños y jóvenes de hoy una actitud de superación para que persigan justos y nobles ideales. Que observen la vida como un desafío que los motive a alcanzar nuevas metas, y a completar su propio proyecto de vida; con el fin de bridarse a los demás, ayudar y hacer el bien.

Para terminar, puedo indicar lo siguiente: la hermosa y noble ambición proviene de un corazón sencillo y generoso que no se conforma con la propia superación; sino que sale de sí mismo y pone al servicio de los demás sus facultades y talentos en aras de hacer de este mundo, un mejor lugar para las futuras generaciones.

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