Vivimos en la Tierra como si tuviéramos otra a la que ir

Cuidar del medio ambiente es una obligación de todos, un interés de todos porque de que lo hagamos o no depende nuestra propia supervivencia como especie.

¿Te has imaginado alguna vez dónde podría vivir el ser humano fuera de la Tierra? Aunque hoy se conocen miles de planetas, lo cierto es que ninguno de ellos presenta las condiciones tan idóneas que presenta la tierra para nuestras características fisiológicas.

Yendo más allá de la propia supervivencia, hablamos de calidad de vida. Una calidad de vida en la que tiene mucho que ver el medio que nos envuelve y nos da cobijo, la tierra. Son sus niveles de oxígeno, su temperatura o los recursos que nos ofrece lo que permiten nuestra existencia.

La naturaleza: el templo más sagrado que no respetamos ni valoramos

Muchos padres educan a sus hijos en centros con una disciplina férrea y un completísimo programa curricular. Pero no se transmiten los valores básicos de civismo y respeto hacia el mundo en el que vivimos. Observamos como desechan folios en blanco una y otra vez, como tiran todo tipo de basura en espacios verdes o playas.

Esta poca conciencia ecológica está provocando un daño que será difícilmente recuperable. Estamos en un sistema capitalista salvaje y tenemos el autoconvencimiento de que podemos reproducirnos como especie sin límite y que nuestras necesidades deben estar satisfechas porque “así lo merecemos”, sin pensar en las consecuencias.

No es un vaticinio catastrofista ni una profecía de Nostradamus, es el diagnóstico que cientos de estudios científicos arrojan en la actualidad: de no cambiar nuestra forma de tratar la naturaleza, si seguimos mostrando desprecio absoluto por los problemas de los ecosistemas, estaremos condenados al ecocidio y a intentar sobrevivir en otro planeta porque el que nos acoge lo hemos convertido en un medio incompatible con la vida.

Por ello debemos tomar conciencia y devolver a la naturaleza todo aquello que nunca debimos robarle, pues ella nunca nos ha exigido nada. Muy al contrario, la naturaleza siempre está dispuesta a devolvernos la alegría y el bienestar físico y psicológico que otra parte del mundo nos niega.

Luchemos por conservarla y para que nuestra relación con ella sea una fuente inagotable, no de recursos para explotarla; sino para mantener a salvo el mejor de los alivios para cualquier ser humano.

Qué beneficios hay en el cuidado del medio ambiente

El cuidado del medio ambiente aporta una serie importante de beneficios que todos tenemos que tener claros. En este sentido, las ventajas son muy numerosas tanto a nivel individual como colectivas:

  • La reducción de la contaminación del aire aporta una mayor calidad del mismo, por lo que el efecto es tan beneficioso para nuestro organismo como para nuestra propia mente.
  • La reducción del consumo de combustibles fósiles ayudará a la detención de la deforestación del planeta, lo que mejorará el ambiente, el aire que respiramos y nuestro propia salud.
  • La posibilidad de vivir en un ambiente más sano y limpio afecta directamente a nuestra psique. La unión del todo que es nuestra fisionomía y mente vivirá un efecto muy positivo.
  • El proyecto común de mejora del medio ambiente ayuda en un sentido positivo a nuestra forma de pensar. Al ser algo colectivo, aumenta nuestra asertividad y nuestra solidaridad.

El contacto con la naturaleza nos hace más inteligentes

  • Reduce el estrés y la fatiga mental: al hacerlo, recuperamos energía que nos permite desarrollar habilidades. Así, contaremos con una mente más sana, que generará o inflará menos preocupaciones.
  • Disminuye la irritabilidad y la agresividad: por tanto, nos ayuda a identificar las emociones más fácilmente y desarrollar las emociones positivas.
  • Mejora la autoestima y el autocontrol: esto significa que potencia nuestra inteligencia emocional, la cual nos ayuda a relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.
  • Mejora la imaginación y la sociabilidad: ser inteligente no solo significa almacenar datos en nuestro cerebro. También significa adaptarnos mejor, conocer a los que nos rodean o invertir en la calidad de las relaciones interpersonales.

A fin de cuentas, la naturaleza es un regalo que, a menudo, descuidamos; pensemos que la “comodidad” de la vida moderna ha desplazado a los desafíos naturales. Lo que te propongo es un equilibrio, que seas capaz de conjugar una vida moderna, llena de pantallas y desafíos digitales con la tranquilidad que emana de pisar el suelo y caminar descalzos.

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